LA TOSCANA

August 01, 2016

De Venecia nos fuimos temprano en tren a Florencia para encontrarnos con mi hermana Laura y el novio Tomas para alquilar un auto. Para las 8.30 ya teníamos el auto así que pasamos por la Villa donde iba a ser el casamiento a dejar nuestras valijas más grandes y nos fuimos a recorrer la Toscana.


Los paisajes son de película, la verdad que nos encantó la zona. Fuimos manejando por pequeños pueblitos que nos había recomendado Tomás, mi hermano. Primero paramos en San Gimignano que es un pueblito arriba de una montaña rodeado de una muralla con como 15 torres conservadas. El centro en sí era bastante turístico con todos negocios de souvenirs pero valió la pena. Además pasamos por una panadería y nos compramos unas pizzas que te vendían por gramo buenísimas.
Durante todo este viaje fuimos escapándole a la lluvia. Llegábamos a cada lugar, caminábamos un poco, se empezaba a venir una nube y terminábamos corriendo al auto justo cuando se largaba.


Laura se había comprado un selfie stick así que por primera vez con Leo lo usamos. Está bueno porque las fotos quedan mejor que una selfie pero es bastante molesto tener que armarlo y eso.


Después paramos en otro pueblito llamado Monteriggioni. Este nos gustó mucho más. El pueblo en sí era más chico y no tenía torres tan impresionantes pero era menos turístico y estaba vacío. Además tenía un museo donde te podías probar una armadura y jugar con espadas.


Después intentamos pasar por Siena pero era imposible estacionar y se estaba haciendo tarde así que seguimos a la Abadía de San Galgano. La abadía en sí no estaba tan buena pero la lado tenía un campo de trigo por el que pudimos caminar y sacar fotos y videos como en la película de El Gladiador así que valió mucho la pena.
También se nos acercó un hombre y nos pidió si por favor le podíamos sacar una foto y después mandársela por mail ya que se había olvidado la cámara. Tomas le dijo que sí, pero más tarde cuando vimos que su mail era "lupo solitario dj" decidimos no mandarle nada.


Para dormir esa noche Laura había encontrado en internet un hotel en un castillo. Había dos habitaciones tipo departamentito para alquilar, era muy barato y todas las reseñas estaban en italiano, por lo que parecía ser un secreto de los locales y no tan turístico. Yo le dije sin dudarlo que teníamos que ir ahí.
Llegamos a la zona del Castello di Casalappi (Lapistola como le decía yo) a eso de las 7PM. Intentamos seguir las indicaciones del mail que nos habían mandado y terminamos preguntándole a un chico que encontramos en otro castillo que era muy similar a las fotos que teníamos del nuestro. El chico nos indicó y con varias dudas llegamos al verdadero Castello cuando ya estaba diluviando. Estaba vacío. Tocamos timbres, tocamos bocina, todo y no pasaba nada. Fuimos al Castello de al lado que estaba bastante venido a menos donde un granjero nos contestó desde la ventana del tercer piso. Nos confirmó que estábamos en el lugar correcto y que iba a llamar por teléfono para avisar que habíamos llegado.
Volvimos a nuestro Castello y mágicamente había alguien ahí. Muy turbio todo. Encima el chico al que le habíamos pedido indicaciones resultó ser el hijo del dueño. No se dio cuenta que estábamos yendo a su propia casa. Medio nabo.
El departamento resultó bárbaro. Este fue otro de los destacados del viaje. Esa noche fuimos a cenar por recomendación del dueño a un restaurant ahí cerca, en el medio de la nada, donde eran todos italianos que se dieron vuelta a mirarnos cuando entramos y no pararon de observarnos todo el tiempo que estuvimos ahí. Comimos riquísimo. 


El restaurant tenía en la puerta un cartel con la cara del dueño. "A guy with a big smile". Muuuuuuy bizarro todo.


A la mañana siguiente por suerte salió el sol así que pudimos ver mejor los alrededores. También como notamos que no había nada cerca decidimos contratar el desayuno que ofrecían por 5€ adicionales. Increíble. Cayó el dueño con huevos revueltos, prosciutto, tortitas de frutas, medialunas rellenas... Yo me hubiese quedado una semana ahí!


Emprendimos viaje y fuimos hasta la playa que estaba ahí cerca. La idea era ir a Carbonífera pero terminamos en la playa de al lado. Era hermosa y había poca gente pero se estaba nublando y el agua estaba fría así que solo Tomas y Leo se metieron.


De ahí fuimos manejando hasta Pisa donde dejamos el auto en el estacionamiento del aeropuerto, la juntamos a Caro que justo aterrizaba a esa hora, la dejamos durmiendo en el auto porque se sentía mal y nos tomamos un colectivo para ir a ver la Torre de Pisa. Sacamos una foto con el selfie stick y después compramos como 20kg de pan, 5kg de queso y 2kg de prosciutto para almorzar. Calculamos mal.

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