BUDAPEST

July 31, 2016

De Praga nos tomamos el tren nocturno a Budapest. Definitivamente una de las mejores partes de todo el viaje. Tuvimos que esperar el tren en la estación desde las 8PM que dejamos el Airbnb hasta la medianoche y estábamos súper cansados, pero igual me llevó como una hora dormirme de lo emocionada que estaba de viajar en el tren. Me sentía en una película de Wes Anderson.


Era baratísimo cuando lo reservamos así que sacamos primera clase. Teníamos un camarote para nosotros solos con un pequeño lavatorio para lavarse los dientes con toallas y aguas. El baño con ducha era compartido con todo el vagón pero había sólo 8 camarotes en el vagón.


A la mañana nos despertaron para avisarnos que en 40' llegábamos a Budapest y nos trajeron el desayuno. Dormimos como bebés en ese tren.


Yo ya había estado en Budapest y me había encantado aunque no me acordaba mucho. No me defraudó la segunda vez. Creo que fue de mis favoritas del viaje. Es un poco como Praga, una ciudad con mucha onda, pero es un poco mas rústica, más venida abajo, aunque creo que eso la hace un poco más vivible. También es mucho más grande por lo que tenés que moverte en metro. Especialmente para ir de Buda a Pest y viceversa.


La comida era RIQUÍSIMA. No nos lo esperábamos. También ayudó que el chico del Airbnb nos recomendó muchísimos lugares muy buenos. Comimos goluash y guisos muy ricos con croquetas de papas y ensaladas o salteados de verduras. 
Este Airbnb estaba bárbaro también. Un departamento antiguo muy amplio y cómodo. La ducha era la mejor ducha del mundo y nuestro anfitrión era un amor. Nos dió chocolatitos, pantuflas, paragüas y botellitas de agua para recorrer la ciudad, además de muchos tips.


 Había árboles de moras por la calle! Me comí varias.


La ciudad es hermosa, y el parlamento es uno de los edificios que más me gusta. Había muchísimo para ver y creo que no llegamos a hacer todo lo que queríamos pero igual pudimos recorrer tranquilos e ir disfrutando de cada lugar.


Nuevamente le escapamos a la lluvia. Sólo nos llovía durante los almuerzos así que no nos arruinó nada.


Fuimos a la Isla Margarita y alquilamos un "auto-bici" para dar una vueltita.


Estaba buenísimo que oscureciera tan tarde, aunque hay varias ciudades que no llegamos a ver de noche (casi ninguna la verdad) porque por el jetlag no nos íbamos a dormir mucho después de las diez de la noche que todavía estaba claro. 


En el castillo de Pest había una exposición de Picasso. Me encantó. Estaba muy bien organizada y tenía obras de distintos períodos de la vida de Picasso así que te iba contando la historia y su evolución para que fueras entendiendo los distintos estilos. Otra cosa que nada que ver con Sydney. Cuando llevaron una exposición del impresionismo a la galería de New South Wales llevaron los dos cuadros menos conocidos de Van Gogh y listo!


Seguimos comiendo rico y en lugares muy lindos.



La última tarde fuimos a uno de los baños termales medicinales de Budapest. Tienen varios y es algo muy típico de su cultura, van todas las semanas. Este tenía una pileta en la terraza por lo que estabas adentro del agua con una vista panorámica de la ciudad. Acá también nos ayudó el clima porque había refrescado bastante así que pudimos disfrutar del agua caliente de las piletas.


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